Que poco proclives somos reconocer los éxitos de los demás, tan cegados de nuestra perfección que no vemos más que la paja en ojo ajeno. ¿tanto cuesta acariciar psicológicamente?, ¿tan difícil es dar la palmada en la espalda?.
Es que no somos más que unos malditos egoístas inmersos en nuestro ego incapaces de reconocer la labor del que tenemos enfrente.
Cuando el reconocimiento huye de nuestro entorno, es cuando dejamos de actuar,casi dejamos de vivir porque no se recogen los frutos deseados.
Toda una vida de dedicación a tu proyecto profesional, familiar...para nada... nada de reconocimiento...
Es que no somos más que unos malditos egoístas inmersos en nuestro ego incapaces de reconocer la labor del que tenemos enfrente.
Cuando el reconocimiento huye de nuestro entorno, es cuando dejamos de actuar,casi dejamos de vivir porque no se recogen los frutos deseados.
Toda una vida de dedicación a tu proyecto profesional, familiar...para nada... nada de reconocimiento...